Hammer: la nave de la NASA equipada con armas nucleares cuyo objetivo es destruir un asteroide en 2135
En sus 4500 millones de años de existencia, la Tierra ha sido colisionada por asteroides una infinidad de veces. En varias oportunidades, de tamaños lo suficientemente grandes como para causar extensiones en masa. La última y más famosa ocurrió hace 65 millones de años, cuando uno de 10 km de diámetro impacto en la península de Yucatán en Mexico, poniendo fin a al era de los dinosaurios que llevaba vigente 160 millones de años. Por más tétrico que suene, estas piedras aniquiladoras de vidas van a seguir llegando.
Se considera que un asteroide es potencialmente peligroso cuando mide más de 150 m de diámetro y pasa a una distancia inferior a 20 veces la distancia entre la Tierra y la Luna.
Se estima que un asteroide potencialmente peligroso impacta la tierra cada millón de años y uno del tipo que exterminó a los dinosaurios una vez cada 100 millones de años.
Por suerte, nuestra especie ha estado en este planeta una fracción de segundo en términos geológicos y universales (unos 200 mil años, 800 veces menos que los dinosaurios) por lo que la probabilidad de impacto de uno como el que extinguió a los dinosaurios peligroso es y sigue siendo muy baja.
Sin embargo, hay que estar preparados porque esto, tarde o temprano, va a pasar.
Pero nuestra especie es única. Con solo 200 mil años de caminar la tierra tenemos la posibilidad de evitar nuestro destino de extinción en manos de asteroides. Para eso la NASA ya tiene identificados más 2 mil de estás piedras y un plan para evitar la catástrofe.
El 21/22 de septiembre de 2135, el asteroide Bennu, de casi 500 m se aproximará lo suficientemente como para que exista una probabilidad de 1/2700 de que se estrelle contra la Tierra. Esta probabilidad puede parecer baja pero es alarmantemente alta, unas 4 mil veces mayor que morir en un accidente aéreo!
La NASA tiene un proyecto llamado HAMMER destinado desviar la trayectoria de Bennu o de volarlo en mil pedazos con cargas nucleares si lo primero falla. Y en el 2016 se envió una sonda de reconocimiento, OSIRIS-REX, que analizará al asteroide y tomará muestras para volver en el 2023.