La burbuja de la inflación cósmica

A diferencia de lo expresado por la mayoría de la comunidad científica, Paul Steinhardt, uno de los creadores del modelo cosmológico inflacionario, sostiene que las últimas medidas del fondo cósmico de microondas obtenidas por el satélite Planck en 2013, plantean serias dudas sobre la teoría inflacionaria del cosmos.

Según Steinhardt, los modelos tradicionales de inflación predicen variaciones de temperatura en el fondo de microondas distintas de las observadas. También vaticinan la existencia de ondas gravitacionales primordiales, las cuales no han sido detectadas.

Otro problema de la hipótesis inflacionaria es que sus detalles pueden ajustarse para predecir casi cualquier resultado, lo que impide que ningún experimento pueda desmentirla, es decir que tal y como la entendemos hoy a esta teoría, no puede ser evaluada mediante el método científico.

De más esta decir que Steinhardt ha abandonado el estudio del modelo inflacionario ya hace un tiempo y favorece la idea de una teoría de rebote. Según el, en un universo de rebote la contracción previa tendría el mismo efecto de alisamiento que proporciona la inflación.

Ademas, cuando comienza la fase de contracción, el universo es grande y clásico (es decir, queda bien descrito por la relatividad general de Einstein) y rebota antes de alcanzar el tamaño en el que los efectos cuánticos se tornan importantes. Como resultado, nunca se llega a un estado en el que el universo entero queda dominado por las leyes cuánticas, por lo que no tenemos necesidad de inventar una transición entre la física cuántica y la clásica.

Sin embargo, para la mayoría de la comunidad científica, el modelo inflacionario está más fuerte que nunca y piensan que las mediciones del satélite Planck en 2013, lejos de poner en duda el modelo, lo han confirmado.

Lo primero que llama la atención de la postura Steinhardt es el empleo de un lenguaje peyorativo («seguir al oráculo», «chismorreos», «multiembrollo») poco común en los textos científicos. El uso de esas palabras tiene un propósito: predisponer al lector en contra de un paradigma fuertemente afianzado en la comunidad científica, de enorme éxito epistemológico y cuyas predicciones han sido contrastadas con exquisita precisión por los experimentos.

El argumento principal empleado pivota sobre la supuesta improbabilidad de los potenciales del campo inflatón que resultan favorecidos por los datos del satélite Planck. Sin embargo, los padres de la teoría Inflacionaria Alan Guth y Andrei Linde, sostienen que no es cierto que los modelos típicos de inflación predigan variaciones de temperatura distintas de las observadas:. Existen actualmente varios modelos bien conocidos que se ajustan perfectamente a las observaciones y en esos modelos, la huella de las ondas gravitacionales primordiales en el fondo cósmico es aún demasiado pequeña para poder detectarla con los medios actuales. Por lo tanto ninguno de los argumentos esgrimidos pueden usarse como argumento contra el paradigma inflacionario.

En cuanto al multiverso, que tanto rechazo levanta entre algunos científicos constituye una consecuencia lógica del modelo.

Por otro lado, el modelo de rebote que Steinhardt propone posee una buena cantidad de problemas similares. En lugar de generar una región homogénea y de gran tamaño a partir de un volumen microscópico inicial, el rebote del universo necesita postular de entrada dicha homogeneidad, con un ajuste fino que resulta exponencialmente más restrictivo que el de las condiciones iniciales requeridas para la inflación. Además varias teorías de rebote, se basan en especulaciones incluso mas esotéricas que la inflación, como el modelo de branas en colisión que Steinhardt defiende.

La teoría inflacionaria predice varias de las propiedades clave del universo que observamos: la planitud de su geometría a gran escala; su homogeneidad; la existen- cia de fluctuaciones adiabáticas, gaussianas e invariantes de escala en el fondo cósmico de microondas; las propiedades de las llamadas «oscilaciones acústicas bariónicas», y la existencia de correlaciones «acausales» entre la temperatura y la polarización de los fotones del fondo del microondas (es decir, correlaciones a escalas mayores que la del horizonte cósmico en el momento en el que se emi- tieron dichos fotones). Todas estas predicciones se han visto confirmadas con extraordinaria precisión por los datos de planck. La única que falta por verificar es la impronta de las ondas gravitacionales primordiales en el fondo cósmico, lo que nos permitiría asignar una escala de energía a la inflación. Es de esperar que el enorme desarrollo experimental en el estudio del fondo de microondas nos permita confirmar este fenómeno en un futuro próximo.

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