Pseudo ciencias y como podemos estar seguros de lo que sabemos
Quien no se ha sentido fascinado por los poderes sobrenaturales que poseen los superhéroes de cómics o personajes ficticios de series televisivas? Yo reconozco que si. Y mi superpoder favorito era la tele transportación. Pero hay muchos más: percepción extrasensorial, telequinesis, clarividencia, precognicion, etc.
Se han llevado a cabo un enorme número de pruebas para evaluar la posibilidad de fenómenos psíquicos o paranormales como estos, pero lamentablemente todos ellos han dado resultados negativos.
En la actualidad la parapsicología no es tomada en serio por la mayoría de los claustros universitarios. Los poderes psíquicos, definidos como capacidades mentales que permiten a una persona manipular al mundo por medios distintos a los físicos ordinarios simplemente NO EXISTEN.Pero cómo podemos estar seguro de ello?
Por una sencilla razón: lo que sabemos de las leyes físicas basta para descartar la posibilidad de poderes psíquicos reales.
Esta afirmación puede parecer algo fuerte y tal vez hasta algo soberbia. Después de todo la historia muestra muchos casos en los que autoridades científicas han afirmado saber más de lo realmente
“Ya hemos descubierto todas las leyes fundamentales de la ciencia física”, Albert Michelson, 1894
“La física, tal como la conocemos, habrá concluido en 6 meses”, Max Born, 1917
“Hay una alta probabilidad de que hallemos una teoría unificada completa de todo para finales de este siglo”, Stephen Hawking, 1980
Sin embargo, está afirmaciones son bien distintas a la anterior.
No estamos afirmando que lo sepamos todo. Solo estamos afirmando que sabemos algunas cosas y que estas cosas que sabemos son suficientes para descartar algunas otras, como por ejemplo la posibilidad de doblar cucharas con la mente. La razón por la cual podemos decirlo con seguridad se basa fuertemente en la forma específica que adoptan las leyes de la física.
A diario vemos como acciones en un sitio afectan a otras a distancia. El control remoto de un televisor es un claro ejemplo. Un teléfono celular nos permite interactuar con alguien o algo al otro lado del planeta instantáneamente. Es obvio que hay cosas bien reales que no pueden percibirse a través de nuestros sentidos. A primera vista, leer mentes o mover objetos con el pensamiento podrían parecer fenómenos no mucho más disparatados que hablar por teléfono. Por otro lado, si bien se han hecho grandes avances en el entendimiento de cómo funciona nuestra mente, aún hay muchas cosas que no sabemos de ella.
Sin embargo, hay un gran trecho entre admitir que no sabemos todos acerca de cómo funciona nuestra mente y recordar que cualquier cosa que ella pueda hacer tiene que ser necesariamente compatible con las leyes de la naturaleza.
Hay muchas cosas que aún no entendemos, por ejemplo, como tratar clínicamente un simple resfrío común. Ahora bien, no hay razón para suponer que los virus del resfrío sean algo diferente a un ordenamiento específico de átomos que obecede a las leyes de la física de partículas. Ese conocimiento establece límites claros a lo que esos virus pueden hacer en la práctica. No pueden, por ejemplo, teleportarse del cuerpo de una persona a otra. Ni pueden transformarse de manera espontánea en antimateria y provocar explosiones. Las leyes de la física no nos dicen todo los que desearíamos saber del funcionamiento de los virus pero ciertamente nos dicen algunas cosas.
las cosas que hemos visto e interactúado a lo largo de nuestras vidas están formadas por una pequeña cantidad de tipos de partículas (las mismas para todas las cosas) que interactúan entre sí a través de una pequeña cantidad de tipos de fuerzas. Por si solas, estas partículas y estas fuerzas no tienen la capacidad de plasmar esos fenómenos supernaturales que tanto nos fascinan.
Y lo que es más importante, sabemos con alto grado de seguridad que no existen partículas ni fuerzas no descubiertas aún que podrían cambiar esta situación. Desde 1990 venimos poniendo a prueba la Teoría de Campos y Partículas y hemos generados en los aceleradores de partículas todas las partículas predichas. No parece haber mucho más por descubrir en este campo. Al menos que tenga interacción con la realidad cotidiana.
Nunca podremos estar 100% seguros de nada en el mundo de la ciencia. La ciencia es así, establece modelos que funcionan dentro de un rango de aplicabilidad. Esos modelos son sometidos a pruebas constantemente hasta que encontramos su límite de Pero si encontramos ese límite, eso no significa que la teoría sea incorrecta. La mecánica de Newton por ejemplo, funciona de maravillas para predecir sucesos en el mundo microscópico y de velocidades mucho más lentas que la de la luz. Podemos enviar personas a la luna usándola. Ningún descubrimiento posterior nos hará concluir que la mecánica de Newton es incorrecta dentro de su dominio de aplicabilidad. De hecho, la mecánica relativista (su sucesora) lo único que hace es extender el rango de aplicabilidad. Podemos predecir el movimiento de los planetas alrededor del sol o el movimiento de las bolas de pool con cualquier de ellas. Pero si queremos predecir el movimiento de partículas, la mecánica de Newton no nos servirá.
Ahora mismo disponemos de una teoría de partículas y de fuerzas que ha probado ser indiscutiblemente exacta dentro de un dominio de aplicabilidad muy amplio, incluyendo todo aquello que ocurre dentro de todas las cosas y personas. Y seguirá siendo exacta en el futuro cuando tengamos teorías más completas. Y esta teoría actual nos dice, entre otras cosas, que los poderes psíquicos no existen.
Aún así, mucha gente sigue creyendo en los fenómenos psíquicos, pero en general no se les presta demasiada atención en círculos de pensamiemto respetables.
El mismo razonamiento es aplicable a otros tipos de creencias extra físicas, como la astrología por ejemplo, la creencia de que la posicion de ciertas estructuras astronómicas en el firmamento en el momento que nacemos fija nuestro destino.
La conciencia es un fenómeno emergente del comportamiento colectivo de partículas y fuerzas en nuestro cerebro. No es una característica intrínseca del mundo. No hay un alma inmaterial que pueda sobrevivir al cuerpo. Cuando morimos, es el final para nosotros y para nuestra conciencia.
Somos parte el mundo. Comprender como funciona este y que restricciones impone eso sobre quienes somos constituye una de las tareas más importantes en las que deberiamos avocarnos como científicos.
Basado en el libro “El Gran Cuadro” de Sean Carroll.