La Paradoja de las Palomas podría llevar a la extrañeza cuántica a un nivel aún más profundo que la paradoja EPR
Tollaksen, de la Universidad de Chapman (California), y sus colegas de Israel, Italia y el Reino Unido han propuesto un nuevo escenario extraño, bautizado como “efecto palomero cuántico” o de “encasillamiento cuántico”.
La paradoja parte de la observación de que cuando se meten tres palomas en dos agujeros, siempre habrá al menos dos palomas en el mismo agujero. Pero según el análisis cuántico del equipo, es posible que ninguna de las palomas comparta agujero. Es una de esas cosas que parecen imposibles. Pero es una consecuencia directa de la mecánica cuántica y que tiene implicaciones inmensas.
El efecto surge cuando un observador realiza una secuencia de mediciones mientras intenta encajar tres partículas en dos casillas.
Las implicaciones de estos resultados complementan la conocida paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen (EPR). En este escenario, dos partículas que parten del mismo lugar pueden llegar a estar íntimamente correlacionadas, una relación denominada entrelazamiento. Medir el estado de la primera partícula parece influir en el estado de la segunda, aunque luego estén separadas por distancias tan grandes que sería imposible explicar la influencia utilizando la física clásica. Esta inquietante conclusión llevó a Einstein a llamar al entrelazamiento “espeluznante acción a distancia”.
EPR es uno de los descubrimientos más profundos de la ciencia, pero es sólo la mitad de la historia”. El principio del encasillamiento cuántico crea una situación algo opuesta, explica. Tres partículas pueden empezar separadas sin ninguna conexión o correlación. Las juntas y las obligas a interactuar apretándolas en dos cajas. Durante esta etapa intermedia, están más fuertemente correlacionadas de lo clásicamente posible. Pero en la etapa final, no están correlacionadas en absoluto.
Las implicaciones de la paradoja EPR son importantes y determinan nuestra comprensión de la información y de la física fundamental. Se cree que el principio de los encasillamientos cuánticos podría resultar igual de profundo, si no más. Implica un nuevo concepto de correlación que es sorprendente.
Para verificar estas conclusiones, Tollaksen y sus colegas proponen un experimento en el que tres electrones viajan a través de un interferómetro. Se trata básicamente de un divisor de haces que crea dos trayectorias separadas para los electrones, que luego vuelven a encontrarse. Dado que sólo hay dos trayectorias posibles, es de esperar que al menos dos electrones compartan una trayectoria. Si es así, los dos estarán cerca e interactuarán: sus cargas eléctricas idénticas se repelerán, desviando ligeramente sus trayectorias. Los físicos podrán detectar estas desviaciones cuando los tres electrones se reúnan tras converger sus trayectorias.
Los físicos aún no han realizado estos experimentos, pero Tollaksen está convencido de que ninguno de los tres electrones seguirá la misma trayectoria y por lo tanto no se observarán desviaciones.
https://physicsworld.com/a/paradoxical-pigeons-are-the-latest-quantum-conundrum/